LA MAYOR PARTE DE LA GENTE SALE DEL AUTOBÚS CON MÁS GANAS

La mayor parte de la gente sale del autobús con más ganas que con las que entra. El joven no tenía ganas de salir de casa, ni de subir al autobús y menos de tener que bajarse porque había llegado al final de línea por tercera vez. Hacía más de tres horas que tenía que haber entregado a la chica las pastas que llevaba en su regazo. Su pantalón de pana gastado en la pernera había recalentado el cartón del presente. Pero no tenía intención de bajarse del autobús, y menos en la parada que le correspondía.
Al joven le asignaron el tercer batallón de infantería al comenzar el servicio militar. Ahí le correspondió, ahí empezó el odio por esa palabra. Por tercer domingo por la tarde consecutivo había comprado las pastas en la confitería junto a Correos. Entre mandarle una carta en forma de nota y llevarle unas pastas comprendió que habiendo sido de infantería no podía confiarlo todo a un sello. Así que aunque fuera por corresponder por última vez tenía que llevar las pastas.
En el amor correspondido hay algo de odio escondido, le decía su sargento de infantería, y por corresponder a su sargento, el joven creyó que debía ser amable y corresponder a las miradas de ella.
Amable y corresponder debía ser su proceder, se repetía de tres en tres veces sentado en el último asiento de la derecha del autobús. De tres en tres pasaban los segundos sin que se angustiara, como de tres en tres pasaban los días sin que la chica entendiera nada. Por eso cuando decidió ir al cuartel a verle, en el autobús no vio más que una caja de cartón gastada con solo tres pastas revenidas. No imaginó que le correspondían.
4 comentarios
Edu -
mapi -
besos
white -
g -
Y es que he encontrado una razón
para llenar de calma nuestros trazos
aunque sea de a ratos
Aunque no deje de llover
lo que llueve desde que existen
las fronteras
Una excusa para volverse
- lentamente -
poeta de esos de amor
de poesía dulce y distante
Excusa de cielo azul
y rosas de tiempo
Excusa a quien tomar de la cintura
camino de ninguna parte
Una excusa, una razón, para olvidarse
- Aunque sea sólo una excusa
y no llegue a realizarse
de todo cuanto ha de sangrar la pluma
para decir que hay hambre
que hay guerra, que hay fracturas
que nunca han logrado soldarse
Y es que he encontrado una razón
para saber que hay luz, sí
que hay algo a qué aferrarse
que puedo olvidar en su pelo
tantos silencios
que todos y ninguno saben
una razón para detenerme
y sonreír
Por eso, dulce estrella a mi cosida
tengo más fuerzas para no hacerlo
Para continuar con este anhelo firme
con esta rabia contenida
en las paredes de una pluma
que seguirá cantando sueños
de poética insurrección
Y es que juntos, aún más
podemos, a versos
cambiar el mundo
Llover verdades
gritar tristezas
sembrar, quizá, felicidades
como las nuestras
Créeme
por ti el tiempo se detendría
pero sigue,
- también por ti -
su marcha
Créeme
mi razón para ser de aquellos poetas
tú me das aún más razones
para caminar
hacia la utopía de las letras
Eduardo Moreno Navarro
Gracias, Piero.