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PIERO

UN EMPATE AGUADO

UN EMPATE AGUADO

 Riazor. Grada de General. 15.02.1970. Deportivo-Athletic. 64 años después de la fundación del Depor.

 

 

ZARAGOZA, 0-DEPORTIVO, 0

 

 

La Romareda, Zaragoza.

 

 

   Llovía. Era orballo para un gallego. Para un deportivista, terreno rápido, jugamos como en casa. Así pareció la primera parte. Posesión del balón para los coruñeses, combinaciones de más de cuatro pases, pero pocas aproximaciones al área contraria. Tan pocas que cuando su defensa Lopo tuvo el gol cantado prefirió mandarla por encima del travesaño por no molestar.

 

   Porque aunque llovía, nadie quería desentonar. Los de Lotina saltaron a La Romareda a verlas venir. ¿Y el Zaragoza? Ay, eso es otra cosa. Empezaba año cronológico coincidiendo con el vital. Giro en la directiva, confianza en un banquillo imprevisible. Unos jugadores con más presencia física que psíquica se quedaron fuera de la convocatoria, dijo Gay (sic). Al final los once que defendieron la camiseta blanquilla hicieron honor a lo prometido. Compromiso, lucha, olvidaron conjugar el reflexivo escaquearse. Eso les libró de la pitada del respetable, que lo único que tuvo por seguro es que llovía.

 

   Pasaron cincuenta minutos hasta que los locales se atrevieron a disparar al portal contrario. Fue el más dinámico de los blanquillos, quien lleva desde ahora la manija zaragocista. Con un disparo convertido en suspiro, Ánder levantó la cabeza y dijo: "Aquí estamos". Le siguieron sus compañeros que por espacio de veinte minutos pensaron que iban a marcar. Pero no era el día, no, lo vieron todos enseguida. A sus majestades los Reyes Magos de Oriente les llegan estos días muchas cartas, a los jugadores del Zaragoza montones de entregas. Sacas y sacas, repletas de catálogos de pases. Parece increíble que a estas alturas jugadores de Primera División fallen tantos pases sin presión rival. Como muestra valga el botón del pase al infinito de Pennant que se perdió por la línea de fondo en lo que todavía no se sabe si quería ser un centro al área cuando tenía a Ander sin rivales en un radio de diez metros en la frontal.

 

    Llovía, detalles al margen. Por lo que el Deportivo se encontró en su habitat, sesteó de manera consciente y sólo Guardado intentó rentabilizar tan largo viaje. Pero ni Adrián primero, ni Riki después le entendieron. Aranzubia desde la portería se fue sin ser probado. Como Lotina, que al acabar el encuentro se despedía de un despistado Iturralde como si hubiera cosechado los tres puntos. Debió ser algún charco invisible el que le hizo ver el espejismo de que ganando por puntos se llevaba uno la victoria. Porque lo que el Deportivo se llevó de Zaragoza fue un empate rácano que supo a derrota. Esa de la que los blanquillos se salvaron porque ya no lavan la ropa sucia a escondidas. Ahora sacan pecho porque morirán con lo que tengan, orgullo incluido. Han empezado el año con ahínco, pero sin peligro de cara a puerta, les quedan cinco meses para disolver el engrudo. De momento sólo ofrecieron un partido aguado. Acabó como empezó. Llovía.

 

 

 

4 comentarios

LoyallLew -

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ivostri -

De todos los comentarios que he leído sobre los partidos del Zaragoza este es el más duro. No hay margén para el detalle literario, que hace distintos tus comentarios del resto de cronistas deportivos, usuarios empedernidos de frases tópicas. Has visto la realidad y te has pasado al realismo.

MAPI -

ES COMO SI ESTUVIERA ALLI, EN EL CAMPO , DISFRUTANDO, TODO TAN REAL,GRACIAS PIERO

mirada -

Como dice una amiga mía cada vez que te lee, "este hombre si que sabe, es de los que saben escribir de todo", coincido con ella. Es una gozada.