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PIERO

UN SUBMARINO AMARILLO AL RALENTÍ

UN SUBMARINO AMARILLO AL RALENTÍ

 Plano de Villarreal en el siglo xvi.

 

ZARAGOZA, 0-VILLAREAL, 3

 

La Romareda, Zaragoza. 27 de noviembre de 2010.

 

 

 

 

  En la foto que antecede a este texto está el plano de Villarreal tal y como era en el siglo xvi. Un rectángulo de calles paralelas y perpendiculares tan sencillo como... su equipo al acabar la primera década del xxi. Se puede mirar a la historia para definir lo que ocurrió en La Romareda. Se puede mirar a la tabla clasificatoria y ver que si se enfrentan el primero —no miren a los dos grandes, son seres superiores para el orbe mediático— y el colista, es difícil perder apuestas. Se puede mirar el marcador al acabar el partido y pensar que el 0-3 es... clemente con el Zaragoza.

 

   Porque eso fue el Villarreal, un equipo al ralentí que con dos pinceladas dejó en setenta y dos minutos —todo un registro limpito—  de partido, lo que los amigos de los calificativos llaman de la basura. Y eso que el arranque del partido parecía otra cosa. Primer partido en casa del macho Aguirre en el banquillo, casi diez minutos de posesión y criterio de los blanquillos hasta que el sereno Marcos Senna lanzó un zapatazo con tanta intención que Del Bosque desde el palco presidencial debió recordar que para la selección nunca faltará fondo de armario.

 

  Porque a Senna le acompañó en el empeño el también internacional Santi Cazorla, que nueve minutos después con un centro chut sorprendió a Leo Franco, que una vez más hizo la estatua. Y a partir de entonces, todo siguió en esa línea, el Zaragoza estático y noqueado se encontró con un Villarreal a gusto, controlador del esférico, de la posición, del partido, del alma del teórico rival. Porque antes de acabar la primera parte Sinama Pongolle que no había participado casi en el juego se tuvo que ir por problemas musculares, cambió de hombres Aguirre con la inclusión de tres hombres con vistas al gol, pero no vieron nada ni Braulio, ni Marco Pérez, ni Ander llegando desde atrás. Para rematar la faena de desatinos de los locales, el manirroto Contini hizo otra de las suyas, dejó en inferioridad a sus compañeros y se fue al vestuario por doble amonestación del colegiado; por múltiple del resto, no es el primer desequilibrio del italiano en lo que va de temporada, que vio como Nilmar ponía la guinda con el tercer gol visitante.

 

   Tan fácil y tranquilo se cerraba el partido que solo hubo un minuto de descuento, a lo mejor por no añadir más minutos basura a la fétida situación de los blanquillos, que si tuvieron a un competente rival no significa que deban dejar de cumplir con lo que se les considera. Jugar en primera significa que te ven muchas cabezas, la de Del Bosque en La Romareda tardará en volverse a asomar.

 

 

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