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PIERO

ESPITA RIMA CON LAFITA

ESPITA RIMA CON LAFITA

Tranvía urbano de Santander tirado por mulas en 1883. Treinta años antes del nacimiento del Rácing. La foto es de http://santander-antiguo.blogspot.com

ZARAGOZA,  2-RÁCING, 2

La Romareda, Zaragoza.

 

   Ninguna Liga comienza a mediados de octubre. Para estas fechas todos los futbolistas han jugado en casa. Bueno no, todos, no. Ángel Lafita es un caso aparte. Tan alejado, que a principios de septiembre, correteaba por un parque de Zaragoza para no perder la forma. Tan extraño como que Ronaldo se despertase un lunes a las seis de la mañana por exceso de profesionalidad. Eso es lo que el zaragocista ha demostrado. Al margen de un contencioso entre el Deportivo y el Zaragoza en el que el que más ha perdido ha sido él. El aragonés, en su regreso a casa, demostró que tiene mucho fútbol para mostrar.

 

    Y lo dio a espuertas. Con capacidad de desborde, con regates de cintura sencillos y de esférico endiablado, con una asistencia de gol ilustrada, para acabar demostrando que si se quiere, hasta el correr es un arte.

 

   La primera media hora del partido, con una autopista por la banda izquierda, los blanquillos pusieron en jaque sin despeinarse a un Rácing blando como el sol de otoño. Jorge López y Lafita disfrutaron de la tarde sin presión que ofrecieron los cántabros. Se plantaron con un dos a cero sin explicación posible y miraron al marcador en busca del descanso sin sudar.

 

    No se sabe si les leyó la cartilla Mandiá, pero los visitantes volvieron al terreno de juego con la misma cara de cordero degollado con la que se fueron a la ducha. La misma lana, el mismo tonelaje, el mismo control de balón, el mismo poder de pegada. Y si los corderos no destacan por su pegada, los blanquillos cogieron la lana que les ofrecían y se dieron, salvo Lafita, curiosamente, una siesta de campeonato.

 

   De esas de pretemporada. Tan largas, que al entrar el relámpago Ewerthon y Abel Aguilar, cogieron la frecuencia de ronquidos con gran prontitud. Así pasaron la hora de la merienda, hasta que a Tchité, en Burundi debía merendar antes, le dio por chutar a puerta a ver que pasaba. Y pasó, vaya si pasó. Tanto la vio pasar Carrizo, que al disparo de Óscar Serrano cinco minutos después, también le encontró acomodo el cancerbero argentino. Con las pulsaciones bajo tierra, al Zaragoza le despertó de la siesta la luz del luminoso, cuando el dos se había duplicado, cuando nadie imaginaba que el Rácing pudiera golpear.

 

   ¿Y el menos somnoliento de la tarde dónde estaba? Golpeado por un problema muscular se tuvo que ir media hora antes. Creyó que con el partido resuelto, pero una apnea de cinco minutos basta para asustar a cualquiera. Sobresaltos de pretemporada podría pensar Lafita. Mediocridades de otoño en una tarde de sol raso, como el nivel de juego.

piero © todos los derechos reservados

 

 

 

2 comentarios

mirada -

Suscribo las palabras de Mapi.
LLevo días buscando en prensa escrita en papel o en internet, y no he leído retransmisiones que se aproximen a esta calidad.

MAPI -

ES TE COMENTARIO TIENE QUE ESTAR EN UNA PRENSA DE DEPORTES YA PUBLICADO MAGNIFICO
BESOS