ANDANZAS DE RIBERA /2
DEL PUENTE DE LA UNIÓN AL AZUD DE VADORREY
Río arriba el cauce ha ganado altura, la que le ha dado el azud. Una altura con dos caras. Dos lados de un mismo metal.
El de la margen izquierda es el que se refleja en el hormigón del puente de la Unión. Metal, unión, puerto fluvial. A veces las ciudades tienden a realizar guiños imprevistos. Falsos espectros de rías, apacibles apeaderos de cemento en busca de ociosos paseantes de ríos. Porque desde que al hombre se le ocurrió surcar las ciudades a través de sus aguas exteriores, las residuales perdieron su relumbre. Y en esta búsqueda insaciable por la novedad, le da por construir embarcaderos de bolsillo. Y como los bolsillos; son maleables, accesibles, permiten en su diminuto tamaño hacerse una clara idea de los elementos que lo componen. Con la madera forjan un promontorio a todas luces claro en el haz del río. Un lugar dónde todo o nada puede llegar.
Y para la espera, siempre una sombra es buena. La que dan los plátanos a la derecha del embarcadero permite al paseante relajarse. A veces oirá un ruido con frecuencia precisa. Le puede parecer el de una bomba mecánica de agua. Si alza la vista al río, podrá ver que el hombre también aprendió a acompasar sus movimientos. Tiene rasgos de danza acuática, son las palas de los remos, que a pares remontan el río mientras la pareja de remeros comenta el último chascarrillo.
Uno podría ser el de que en el río hay muchos materiales que lo delimitan, forman y rigen. Pero a su remozado aspecto ayuda el no ver un neumático. Su presencia amortiguadora ha sido olvidada en este cambio de cauce, de altura, de concepto. El río aceptó al azud, al puerto de bolsillo, a los remeros dialogantes y a los pescadores imprevistos; sin embargo ha perdido goma, por eso ha ganado pompa y prestancia.
La que la margen derecha siempre muestra. Aquí el ruido del coche acompaña el paseo entre árboles y vegetación más agreste. Parece que sea la margen pandemonium, la que lo tiene todo. Humos, ruido, flora, árbol, sombra, hasta lo fecal se reúne en esta margen.
El paseante comprenderá que la aglomeración de cosas es innato al humano, que cuando su presencia se hace patente, difícil es que ceda el espacio conquistado. Probablemente porque lo sienta así, conquistado, como un triunfo; como una falta de tacto para quien llegó algún segundo antes que él. El río no necesita irse por las ramas, prefiere ganar altura. Cosa de sabios, como la naturaleza.
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7 comentarios
Edu -
Ahora el río gana altura. Se hace paseo y perfumes. Y el juicioso caminante, indolente y soñador, descubre el júbilo inmenso de saberse portador del secreto portentoso del tacto brillante, húmedo que ofrece un río marrón.
fermin -
mirada -
Sin palabras....
Felicitaciones.
MAPI -
ME SIENTO COMO UNA DE ELLOS
A SAN FERMIN PEDIMOS POR SER NUESTRO PATRÓN, NOS GUIE EN EL ENCIERRO, DÁNDONOS SU BENDICIÓN
EL EBRO MAJESTUOSO QUE VOY A DECIR DE EL....
UN BESO PARA TODOS (BO, FERMIN ,MIRANDA PIERO....)
Fermin 2 -
fermin -
bo -